Si nos ponemos a analizar y pensar cuánto pesa una afición dentro de un equipo deportivo, son mínimos los casos donde los fanáticos pueden mover dirigencias o directivas, así como entrenadores y jugadores. Estamos acostumbrados en México que la afición no es del interés de los dueños o de los mismos equipos, a no ser para que compren mercancía, el aficionado es el que más sufre en nuestro país.
No así en Europa, sobre todo en Inglaterra o Francia donde las aficiones han logrado cambiar el rumbo que habían tomado dirigentes en pro comercial o de estatus, caso Manchester United (Después analizaremos) entre muchos otros. Concretamente centraré este texto en Francia, en el Olympique de Marsella, un equipo histórico de la costa sur del país galo, el único equipo francés en haber conquistado la Champions League, pues bien un mes se dio la ruptura entre el entrenador Marcelino García Toral y el equipo galo, a raíz de conflictos de malos resultados y de fichajes no prosperados, pero la mayor presión vino de los fanáticos del club que pedía su salida si o si a lo que el entrenador español tuvo que decir gracias, a tres meses de haber asumido el cargo.
Estas son las declaraciones del Club francés: “El Olympique de Marsella considera que los acontecimientos del 18 de septiembre no permiten a Marcelino y a su cuerpo técnico ejercer en buenas condiciones las funciones para la que fueron contratados”, dijo el club. “Como consecuencia de esta deplorable situación, Marcelino y sus ayudantes no continuarán en el Olympique de Marsella”. Pero lo interesante surge que este comunicado se da a conocer después de que el Presidente del equipo Pablo Longoria se reunió con los dirigentes de las barras del club, así como con aficionados con mucha influencia entonces se da a entender que los mismos aficionados son los que pidieron su cabeza y por consiguiente su opinión pesa en demasía.
Se ha cuestionado muchas veces que el aficionado francés es poco expresivo y poco emocional respecto a su liga y a sus equipos, ya lo dijo una vez Jorge Valdano: “La Liga Francesa es la menos Latina de todas las ligas de futbol de Europa” por el poco apasionamiento de sus hinchas. En el caso del equipo de Marsella, es el más pasional de todos, tanto así que sus fanáticos quitan, ponen y proponen miembros del cuerpo técnico, jugadores en el primer equipo y en juveniles tanto las ramas varoniles como femeniles algo que en ocasiones es muy complicado porque cada aficionado tiene gustos y argumentos distintos. Los dirigentes del Olympique de Marsella llevan años pidiéndole a sus aficionados que tengan paciencia y no interfieran en las decisiones del club, pero cuando los resultados no se dan como esperan, inmediatamente ejercen presión tanto dentro como fuera de la cancha a presidentes, directivos, entrenadores y jugadores.
Tales presiones llegan a hostigar a los miembros del club, jugadores y representantes para que se haga lo que ellos creen correcto, este equipo es de los pocos que tiene una reunión casi mensual con sus dirigentes para planear la temporada y hacer ajustes. Este tipo de cosas desde el punto de vista positivo se me hacen buenas que tengan la relación con el club, pero no de esta manera cuando la violencia u imposición imperan para lograr los cambios.
Si lo vemos desde el punto de vista del aficionado está bien que ejerzan presión ante los malos resultados porque el club vive de ellos (entradas, compra de mercancía, apoyo moral) pero si fueran expertos en finanzas y gestiones deportivas entendería que su palabra pese, pero al no ser así desde mi punto de vista solo entorpecen lo que sucede dentro del club. Un proyecto deportivo como uno que no lo es, requiere tiempo y paciencia muchas veces. Los resultados no son muchas veces inmediatos (una palabra de moda en nuestros días y que es el estandarte de la generación Millenial y Centenial) requieren análisis y conectar con las personas adecuadas que empalmen con la dinámica, valores y formas de trabajar del club. Marsella es un equipo que año con año hace cambios, modificaciones a sus jugadores y cuerpo técnico y siempre es lo mismo, malos resultados, poca actitud de jugadores y todos terminan saliendo por la puerta de atrás.
Se imaginan este tipo de acciones en México, no habría cambios de sede, o técnicos o jugadores extranjeros de medio pelo (sin calidad mejor que en el país) que vengan a cobrar sin mucha aportación deportiva de su parte. En nuestro país esto lamentablemente no existe, claro no digo que se debería hacer igual que en Francia, pero si con un equilibrio, donde la afición tenga opinión y de algú modo peso en las las personas que ejecutan las acciones de la planificación, así como en los jugadores y cuerpo técnico. De la afición viven los deportes en el mundo y en especial el futbol. Sin los fanáticos no habría solvencia económica y mucho menos los jugadores podrían tener un salario demasiado digno.
Es el caso del Olympique de Marsella, equipo francés que toma muy enserio su localidad, colores y afición tanto que ellos son los que tienen en la mayoría de ocasiones la última palabra de lo que se hace, no hace, quien sale y a quién contratan.